El calentamiento de las aguas subterráneas provocaría que más de 500 millones de personas no puedan beberlas para fines de siglo
- El aumento de las temperaturas privaría al ambiente de oxígeno y facilitaría el crecimiento de bacterias peligrosas.
- También se disolverían concentraciones excesivas de metales pesados como el arsénico o el manganeso.