Llenar el tanque es cada vez más caro, pero no sólo por los aumentos de precios de los combustibles, sino también por el lento reacomodamiento de los salarios. En los últimos doce meses la nafta ha subido a un ritmo acelerado, mucho mayor que el de los sueldos, obligando a los compradores a gastar menos o a migrar a versiones más económicas.